07 septiembre, 2010

Viajar en 'low cost'

Este fin de semana ha venido una amiga a visitarme. Para su viaje eligió un vuelo low cost, concretamente con Vueling.

Tenía el vuelo de vuelta el domingo a las 20:45, pero llegó a su casa a las 2:30 de la madrugada. El trayecto: todo un "transoceánico" Barcelona-Madrid. La explicación de la compañía para el retraso: que si hay problemas en el aeropuerto de Madrid, que si el avión está estropeado... Quizá fuera verdad, o puede que simplemente los aviones no estuvieran llenos y bueno, "como estos desgraciados pagan cuatro duros por el billete, pues que se esperen que juntamos un par de vuelos". Total, si a veces hacen cosas que no entiendes y has pagado un Puente Aéreo, imagínate el respeto que van a tener al cliente que ha pagado, pongamos, 30€ por un trayecto.

Lo de las compañías low cost cada vez me enerva más. Su comportamiento hacia el cliente me irrita casi tanto como oír hablar a Leire Pajín. Bueno, no tanto, ver y escuchar la inquina con la que habla la susodicha me cabrea bastante más. Quizá podría compararlo con la sensación que me produce ver a Pepiño Blanco. Pero eso es otro asunto, que quizá tratemos otro día. Por ahora, centrémonos en esto de las aerolíneas de bajo coste.

Es cierto que en un principio, hace unos años, este tipo de compañías hicieron una gran labor para todos nosotros facilitando que todos pudiéramos viajar más, ofreciendo, por aquel entonces, un producto muy competitivo tanto por calidad como por precio. Por supuesto que es lógico y entendible que una línea low cost no ofrezca los mismos servicios que una compañía de primera línea, que presume de un servicio de primera y que te cobra por ello. Así que, al César lo que es del César. Hicieron una gran labor en sus comienzos, y puede que aun la hagan, conteniendo de alguna forma los precios de las otras aerolíneas.

Sin embargo, en los últimos tiempos la evolución de las compañías de bajo coste raya incluso lo absurdo. Esta amiga que comentaba al principio llevaba una maleta que había comprado específicamente para llevarla como equipaje de mano. Bien, pues el personal de tierra de Vueling quería hacerle pagar porque decían que su maleta superaba las medidas máximas. Todo porque las ruedas quedaban fuera de la estructura metálica en la que te hacen meter la maleta para ver si es de las medidas adecuadas. Hombre, creo que hay que tener un poco de mano izquierda y no medir al milímetro, ¿no?

Otro tema es el de imprimir la tarjeta de embarque. Hubo un tiempo en que las compañías nos incentivaban a imprimir en nuestra casa la tarjeta de embarque. Así la compañía aérea ahorraba y tú ganabas un precioso tiempo al no tener que hacer cola en el mostrador de facturación. Bien, pues ahora resulta que con algunas compañías de bajo coste si te imprimes tú mismo la tarjeta de embarque ¡tienes que pagar un extra!

Obviamente ya no hablo de que no te den ni unos tristes cacahuetes, porque eso ya no te lo dan en ningún sitio salvo que pagues pero, ¿qué será lo siguiente? ¿Nos cobrarán por el oxígeno que respiramos dentro de los aviones? Porque claro, puestos a hilar fino, ese oxígeno es de ellos... "Oiga, o se trae su botella de oxígeno de casa (que no sea de más de 200 mililitros, por supuesto) o paga por respirar". Está claro que cada vez te ofrecen menos servicios a bordo así que nada es descartable. Recuerdo que hace no mucho Ryanair lanzó una campaña entre sus clientes para recopilar posibles medidas de ahorro y la gente decía verdaderas barbaridades.

Mención aparte merece el tema de algunos aeropuertos y de su "cercanía" a las ciudades que supuestamente le dan nombre. Ayer leía en este blog que Ryanair anuncia vuelos a un aeropuerto llamado "Paris Vatry (Disney)" que está ¡a más de 200 kms de París!

Vamos, que viajar con una línea de estas puede convertirse en una odisea. Dentro de poco, al aeropuerto de Lleida lo llamarán Barcelona-Oeste y al de Zaragoza, Madrid-Este, y podrás coger un vuelo Barcelona-Madrid en el que tengas que ir por carretera hasta Lleida y luego de Zaragoza a Madrid tres cuartos de lo mismo. Y eso si tienes suerte y para subir al avión lo haces directamente por el finger, porque hay veces que te meten en el autobús ese que cuando llevas un rato piensas que quizá el propio autobús acabe despegando, pero no, solo te "acercan" al avión, que han aparcado a medio camino entre tu ciudad de origen y tu ciudad de destino.

Queremos volar barato, sí, pero no se trata solo de que nos lleven de un sitio a otro, sino de que lo hagan con un poquito de calidad y tratando al cliente de forma digna, porque está claro que viajar el low cost puede volverte loco.

1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo. No sé las veces que estas compañías me la han liado... si al final lo barato sale caro ¬¬

    ResponderEliminar